Negrita cursiva

09 agosto 2006

Entre diez y catorce minutos

Cuando salgo desde un trabajo hacia el otro, pueden pasar dos cosas: que tenga tiempo o que no.
Pero el viaje siempre empieza en el ascensor, donde es probable que haga un recuento y me de cuenta que me faltan las llaves, los lentes, la agenda, la campera o el paraguas.
Hasta que un visitante un día me hizo ver que era una reliquia, siempre pensé que el ascensor era un viejo choto que había que soportar. Tiene un revestimiento de madera por dentro, hasta la altura de la cintura. Para arriba tiene como una rejilla de alambre, donde el diseñador se olvidó de pensar en el trabajo de mantenimiento que le daría al personal de limpieza, y éste como venganza se lo olvida en la pasada diaria. También está el infaltable espejo para chequear si tengo pasta de dientes visible antes de entrar a la oficina.
Pero ahora estoy saliendo. No se si tengo tiempo o no, porque el reloj me lo olvidé en casa. No me gusta preguntar la hora en la calle. Y no se por qué me molesta que me lo pregunten, quizás yo también me esté convirtiendo en un viejo choto de tanto viajar en ese ascensor.
Luego de saludar al portero y al del puesto de diarios que nunca me acuerdo el nombre, bajo apenas a la calle para ir caminando pegadito al cordón, porque la vereda de Dieciocho a esta hora está imposible. Volantes de cursos de computación, casas de masajes, abogados laboralistas, créditos y mas créditos en efectivo. Me fijo en la mesa del puesto de Rubén por si tiene todavía del chocolate aquél. Me cantó que llegaba a vender quinientos por día, pero el portero que lo juna más, me dijo entre sonrisas que debía ser la cifra por semana con suerte.
Ahora viene el repaso mental para ver si tengo que pasar por Abitab a pagar alguna cuenta, el billete de lotería, bolsas de naylon, videoclub, algún mandado pendiente. Es el momento del día asi que... dale... ah sí... tengo que pasar por Casa de Galicia a retirar una orden para la hematóloga. Casa de Galicia: otra reliquia. Entrada por Diecicocho, carteles de trabajadores en lucha por no pagos de sueldos, salario vacacional, licencia. Media luz por restricciones de UTE, o porque sí nomás. Un bar enorme lleno de mesas vacías, los mozos mirando en el informativo los goles uruguayos en el exterior. Una pascualina esperando en el mostrador en un plato con servilleta. Un niño con abuela buscando monedas.
Salida por Colonia: ahora necesito una lámpara de luz negra para reemplazar la quemada. Una vez nos pasaron un billete falso y desde entonces tenemos este recurso donde los papeles hacen magia y nos muestran el alma verde fosforescente.
Ya estoy por llegar, hoy me entretuve mucho en el camino y fueron como veinte minutos, pero generalmente me lleva menos.

1 Comentarios:

Blogger MaGa

qué lindo ascensor!

11/8/06 14:39  

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