Negrita cursiva

26 setiembre 2006

cosmic news, from my lonely heart

Camioneta no hay lugar.
Manada,
no preservativo.
Coraje
incesto
germina
vientre.
No seré madre.
Parcela,
muerte
niña boba
silencio
inconciencia
pretendo
solo su muerte.

No puede ser...

- Y por qué?
- Almudena, no seas pesada, hija!
- Pero no entiendo por qué!
- Y mira, en este mundo no siempre es posible entenderlo todo...
- Pero yo quiero entender!
- Almudena, no seas pesada, hija...

Ruidos de platos entrechocados y el agua del grifo rompían el silencio.
Cómo explicarle que no era posible, que no había sitio... pero pobrecita, eran tán pequeña... y a todos nos había hecho ilusión en algún momento. No! no podía ser! y el dinero para alimentarlo?, que no le vinieran diciendo a ella que con lo poco que tenían les llegaba, dónde se había visto eso!, y si se ponía enfermo? quién iba a correr con los gastos? ella! claro... como toda la vida!. No... no podía ser...

- Mama...
- Que no Almudena, que no puede ser!!
- Me da igual... yo ya lo tengo.
- Cómo que ya lo tienes?

Se giró y siguío la dirección en que se extendía el dedito de la niña, allí se encontró con dos muñequitos de piezas de plástico.

- Y qué se supone que es eso?
- Un perrito... y detrás estás tu!
- Yo? pero si yo no soy tan panzona!
- Si...porque llevas mi hermanito!

24 setiembre 2006

Con la punta de los dedos

Rosalía sirvió con una mano en el asa de la tetera y la otra como sosteniendo la tapa. Una costumbre que tenía de antes, por la que tuvo más años con ella, que le regalaron cuando se casó a los diecinueve y que usó hasta el año pasado, cuando la tiró contra el vidrio de la cocina, cuando tuvo la confirmación de que el marido la engañaba. No se hizo nada la tetera, pero igual no la quiso más. No se olvida de la cara del perro que la miraba a ella sentada en el piso entre los vidrios rotos. Mirá si no pudo haberle quedado otro recuerdo, en vez de ese. Pero uno no elige las imágenes que el cerebro decide "guardar como" en mis documentos. Pudo haber sido la cara del hijo, pero hacía tiempo que no vivía en casa. Pudo haber sido su cara en el espejo, o la cara del sorete ese al quedar en evidencia.
Esta tetera tiene la tapa enganchada al cuerpo y jamás va a caerse, pero Rosalía la sostiene con la punta de los dedos, mientras espera que suene el teléfono.

Hacemos mate..?

La primera vez que vi un mate con bombilla "en vivo y en directo" fué en Salta, una tarde de septiembre nublada y fría, después de un viaje en autobús de 12 horas. No es que el viaje fuese tan malo, los autobuses en Argentina están mejor equipados que muchos aviones de vuelos internos en Europa, pero después de tantas horas de viaje se agradece el pisar tierra firme.

El apartamento que nos habían prestado estaba frío como una nevera, fué entonces cuando Juan me propuso "hacemos mate...?". Mi primer mate no fué amargo, fué dulce y con un poquito de café (para no asustarme, supongo), el segundo fué con menta y el tercero... el tercero lo hice yo y salió lavado, quizás por esa manía mía de hacer té a todas horas.

Recuerdo mi primer mate por su calorcito, por las risas entre sorbo y sorbo que se me hacían tan cortitos y, porque a medida que iba bebiendo, la casa parecía calentarse y recobrar vida a cada cebada.

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