- Y por qué?
- Almudena, no seas pesada, hija!
- Pero no entiendo por qué!
- Y mira, en este mundo no siempre es posible entenderlo todo...
- Pero yo quiero entender!
- Almudena, no seas pesada, hija...
Ruidos de platos entrechocados y el agua del grifo rompían el silencio.
Cómo explicarle que no era posible, que no había sitio... pero pobrecita, eran tán pequeña... y a todos nos había hecho ilusión en algún momento. No! no podía ser! y el dinero para alimentarlo?, que no le vinieran diciendo a ella que con lo poco que tenían les llegaba, dónde se había visto eso!, y si se ponía enfermo? quién iba a correr con los gastos? ella! claro... como toda la vida!. No... no podía ser...
- Mama...
- Que no Almudena, que no puede ser!!
- Me da igual... yo ya lo tengo.
- Cómo que ya lo tienes?
Se giró y siguío la dirección en que se extendía el dedito de la niña, allí se encontró con dos muñequitos de piezas de plástico.
- Y qué se supone que es eso?
- Un perrito... y detrás estás tu!
- Yo? pero si yo no soy tan panzona!
- Si...porque llevas mi hermanito!