Negrita cursiva

19 agosto 2006

Justo la semana pasada tocó uno. Apenas lo vi asomarse, lo reconocí. Es que después de cierta cantidad de años en el rubro uno adquiere cierta capacidad de clasificación de los clientes con tan solo observarlos unos instantes. Indeciso, con las manos en los bolsillos, se paseaba frente a la vidriera. De vez en cuando echaba un vistazo al interior del comercio. Nosotros le sonreíamos, un poco para animarlo, un poco porque la situación era bastante cómica. Aun así no entraba, así que decidí tomar cartas en el asunto. Me acerqué y con mi mejor sonrisa pronuncié las palabras mágicas: "Lo puedo ayudar en algo?". "Zapatos..." murmuró "Estaba buscando zapatos…". Lo anime a entrar al comercio mientras lo interrogaba "Buscaba algo particular? A buen precio? Mire que tenemos pago en cuotas sin recargo, eh. Para alguna ocasión especial? O para todo los días? Cuero? Gamuza? Negros? Marrones? Que talle? Usted debe ser como un 42..." Los ojos del hombre me miraban asustados. "Zapatos...zapatos nomás" dijo. Entendí que había ido demasiado rápido, definitivamente era su primera vez, me inspiro un poco de lastima, vaya uno a saber que circunstancias lo habían mantenido alejado de las zapaterías durante toda su vida. Lo deje recuperarse un poco, mientras me dirigía a buscar algo para mostrarle.

Mientras yo desplegaba una variedad de zapatos en frente suyo, el hombre miraba no se que. Terminé mi tarea y lo mire inquisitivamente sin obtener respuesta. Entonces pregunte: "Y señor? Cuales le gustan?" y comenzó a mirarlos, par por par. Detuvo la mirada en unos marrones, bastantes lindos, hubiesen sido una buena elección. Por uno segundos pensé que me iba a decir "Esos!" y la historia iba a quedar por ahí, pero no, sacudió la cabeza y siguió mirando.

Creo que en cierto momento se dio cuenta de que estaba tardando demasiado y sintió la necesidad de excusarse. "Sabe que pasa? No soy muy bueno para esto" me dijo "Es que estas son cosas de mujeres, vio?" . Lo mire con desaprobación. Yo, hombre hecho y derecho, hacía años que me dedicaba al rubro y a mucha honra. Debió de haber notado algo en mi cara, porque en seguida agregó "No, discúlpeme, yo no quise decir que...bueno, usted sabe..." Suspiró y se encogió en hombros. Mientras se miraba la puntas de zapatos se largó a hablar: "No sirvo para esto. Prácticamente nunca compre zapatos, sabe? Primero mamá. Ella era buena para esto. Le compraba los zapatos al viejo también. En alguna época me disgustó un poco, y decidí comprarme un par por mi cuenta. Para que?! Para que?! No solo logre que se enojara sino que los zapatos se me rompieron a la semana. Para cuando mama murió yo ya estaba casado y en ese entonces se empezó a ocupar mi esposa del asunto. No me quejo, en la oficina siempre se admiraron del buen gusto con que calzaba. Yo sonreía nomás. Tampoco era cuestión de admitir delante de todos los colegas que uno no tiene ni un mínimo poder de elección frente a lo que calza, no? Que van a pensar de uno si no...Pero bueno, resulta que me pidió el divorcio. Que esta enamorada de otro, dice. Y ahora me toca a mi, vio? Es como todo...".

Yo escuchaba un poco aburrido. No es que sea insensible, pero a mi me pagan para vender zapatos, no para ser psicólogo. Deje pasar unos instantes, y le acerque los marrones que había mirado con cariño unos minutos antes. "Pruébese estos". Lo hizo sin chistar y se paró. Se miraba en el espejo, caminaba unos pasos, se notaba que le gustaban. Hasta se animó con un "Me quedan bien, no?". Asentí con la cabeza, y le comente acerca de las facilidades de pago. Caminó un poco más, parecía convencido. Se los saco lentamente, como para no romperlos y los guardo en la caja. No dijo más nada. Se los guarde y le hice la boleta. Cuando me pago todavía sonreía. Me agradeció y se encaminó hacia la calle. No había alcanzado a salir del local, cuando se dio la vuelta y se dirigió nuevamente hacía mi. Me entregó la bolsa con los zapatos y dijo un poco avergonzado "Sabe? Creo que mejor debería consultarle a mi secretaria"

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