Negrita cursiva

23 agosto 2006

Mediodía

Ahora me toca a mí, dice el niño que no está jugando. Mira el monitor de costado en una banqueta igual a la de la niña que juega sin escucharlo, que sin embargo dice ya termino, ya termino.

Mamá: Melisa no me deja jugar, dice. Pero mamá tampoco escucha, está cocinando y hablando por teléfono, pero sin embargo le hace un gesto de que espere.
Asi que va hacia el cuarto donde está la televisión, la prende apuntando con el control remoto hacia la pantalla, pero se ve mal, muy mal porque papá no arregló todavía la conexión. Abandona la habitación, pasa por al lado de la niña que dice ya te lo doy, no rompas. Abre la puerta y sale al pasillo donde los disparos del arma se escuchan apagados, la voz de mamá se oye apenas.

En la puerta de calle está el hombre de la garrafa mirando los botones de los apartamentos, le abre y luego camina detrás indicando el camino, cuando llega mamá le señala la mesa donde está la plata justa. El señor le guiña un ojo, pero cuando se va deja la puerta de calle abierta, asi que tiene que bajar las escaleras para cerrar. En vez de eso conversa con el vecino que lava el auto. Tiene varios tarros distintos a los que llama shampú, crema de enjuague, cera, algo especial para los vidrios que no recuerda el nombre, la etiqueta debe decir pero él no lee sin lentes y el niño no se acerca. El perro grande va y viene nervioso, porque el perro chico de la otra vecina lo provoca detrás de la reja, eso dice el que lava el auto.

Hay una carta dando vueltas en la cuadra con una dirección mal, que no existe. Acá es 1678 y la siguiente 1684. El baldío no tiene números por ningún lado, salvo los veinticinco años de abandono, dice el vecino veterano que tiene el sobre en la mano, que recorre las casas y apartamentos buscando. Allá viene la veterana malísima porque lo mandó a buscar pan y pimentón hace como una hora y lo agarró charlando con la otra veterana que tiene pica, la que siempre se arregla mucho la cara.

Podría aprovechar ahora el agua rápida del cordón, que viene en pendiente del caño roto de la esquina, va a ver si Melisa quiere hacer carrera de barcos. En casa no hay ambiente. Hay un poco de olor a quemado, mamá sentada en la banqueta delante del monitor y Melisa en el teléfono.

1 Comentarios:

Blogger Dharma

Toda una fotografía!

28/8/06 16:03  

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